El
papel de los medios de comunicación cómo elementos de influencia sobre los
padres en la educación de sus hijos.
Imagen. Autor internet ( www.marketingdirecto.com
)
Para escribir este
artículo, he estudiado 3 artículos publicados en 3 medios de comunicación
distintos, de bastante audiencia y de ideología variada que, por tanto, pueden
haber sido leídos por muchos padres. En los artículos se habla de adolescentes pero
relaciono los problemas que plantean con el hecho de no haber realizado juegos
arriesgados en su infancia y buscar ahora, de adolescentes, esas emociones que de
pequeños debían haber conocido y aprendido a controlar.
Estos artículos han sido escritos en diferentes
secciones de los periódicos, llamándome la atención que el de el diario EL
PAÍS está escrito en la sección de negocios, apartado redes
sociales. El de EL CORREO, en la sección familias y el
de la revista HOLA en la sección padres. Algo muy curioso
teniendo en cuenta que estamos hablando de educación. Me sorprende que en el
Diario El País el artículo aparezca en la sección de negocios.
Diario El País,
escrito por Patricia Esteban, el 25 de agosto de 2021. “ El peligro de los
retos virales de tik tok y sus límites legales”. “Los creadores y promotores de
juegos arriesgados pueden llegar a afrontar responsabilidades por la
muerte o lesiones de los participantes”.
El Correo (El
correo español, el pueblo vasco) . Jon Ander Goitia, 12 de octubre de 2021. “Los retos virales,
la peligrosa red que atrapa a los jóvenes” . Este diario forma parte del grupo
VOCENTO, empresa editorial que publica LAS
PROVINCIAS y otros 100 diarios y canales multimedia por toda España. Este
artículo probablemente haya salido también en gran parte de los diarios y
canales del grupo.
Revista Hola, Redacción. 12 de julio de 2021. ”Retos
virales y actos crueles en las redes sociales ¿ por qué están tan de moda?”
En el artículo de la
revista HOLA , Enric Soler, tutor del grado de Psicología de la
Universitat Oberta de Catalunya, comenta: “Los adolescentes se encaminan al
mundo adulto y lo retan de manera constante satisfaciendo sus necesidades
gregarias asumiendo riesgos que les permiten sentirse integrados en su nuevo
mundo adolescente”. Los comentarios de Enric Soler tienen mucho que ver con
estudios en los que se relaciona la falta de juegos al aire libre y, por tanto,
con un mínimo nivel de riesgo, con los desarreglos psicológicos que cada vez
más están presentes en nuestra sociedad. Podemos entender que estos retos
virales, muchos de ellos con componentes de peligrosidad evidente, no se
producirían tanto en una sociedad en la que los ahora adolescentes, y antes
niños, hubiesen conocido los efectos del riesgo a través de los juegos seguros con
los componentes de excitación y desarrollo de emociones. Como una parte de
ellos no lo han conocido, ahora, en su etapa adolescente, los conocen de una
forma mucho más radical y descontrolada. Les resultan atractivos porque el ser
humano necesita emociones, retos.
Además, los jóvenes
tienen tendencia a interactuar con otros adolescentes que tienen factores
afines por lo que, a la hora de hacer alguna acción que puede ser peligrosa o
dañina para otra persona o para ellos mismos, se sienten respaldados por el
grupo. La carencia psicosocial de estos jóvenes la llenan con la integración en
un grupo y ese grupo pasa a ser el referente en conductas y en la educación. Como
el grupo es el referente educativo, todo lo que hacen con el respaldo del grupo,
será correcto.
Uno de los beneficios del
juego arriesgado es el aprendizaje de la canalización de la ira. La frustración
ante la situación actual con un panorama socioeconómico y laboral que cada vez
los medios de comunicación definen como menos atractivo y frustrante, hacen que
actúen de forma violenta contra otros jóvenes a los que perciben con más
facilidades para desarrollarse en el mundo adulto. Es decir, como nadie les ha
enseñado a canalizar y controlar su frustración, la convierten en violencia
contra otros justificando su acción el hecho de considerar culpable a ese otro.
De esa forma pueden justificar su acción y estar tranquilos. Hay un juego entre
adolescentes que se llama “la caza del pijo”. Canalizan su frustración hacia
alguien al que consideran que tiene algo que ver con la situación que ellos
tienen, sintiendo alivio al hacerle daño. Sí desde pequeños hubiesen aprendido
a controlar su ira, estas situaciones no se producirían.
Jon Ander Goitia, en su
artículo de EL CORREO, habla de los retos virales como una forma
de desafío hacia aquello que le rodea y en lo que el adolescente busca su sitio.
Si ese adolescente, cuando era niño, hubiese tenido posibilidad de más juegos
al aire libre y por tanto desde pequeño se hubiese familiarizado con el
componente de desafío que supone alcanzar retos que conllevan un riesgo, lo más
probable es que ahora tuviese la capacidad para distinguir entre un reto viral
peligroso y un simple juego bastante absurdo.
Foto: Padre asustado al ver la televisión. Autor: Internet
libre de derechos
No obstante, para mí una
de las claves del artículo es que en su parte final habla también de desafíos
positivos. De retos que no exigen desafíos violentos ni que ridiculizan a otros.
Un ejemplo serían los retos de bailes en pareja en los que existe un componente
de actividad física socializadora y positiva.
En el artículo del diario
EL PAÍS, Patricia Esteban
se centra en las responsabilidades legales que se generan en los juegos
arriesgados en adolescentes. Los diferentes abogados que opinan sobre los retos
virales que conllevan riesgos confirman todos que existe una responsabilidad
penal tanto en los que los hacen como en los que los promueven. Al leer el
artículo extraigo la conclusión de que las leyes ya están preparadas para
castigar conductas peligrosas pero que no se trabajan adecuadamente los
mecanismos que eviten esas conductas. En mi opinión, las conductas de las
que hablan estos artículos, especialmente los últimos reflejan un aumento de
las psicopatologías conductuales en los niños y adolescentes de hoy en día.
En derecho penal, se
califica la pena o condena como retributiva y disuasoria, siendo claves para la
reintegración en la Sociedad, los procesos re-educativos. Cuanto más trabajemos
esos procesos educativos antes de que se cometan los delitos o las acciones
arriesgadas, menos tendremos que reintegrar a penados en la Sociedad ya que
esos procesos educativos previos que empezaron en la infancia, son el germen
que evitará acciones dañinas tanto para sí mismos como para otros que, evidentemente
serán penadas.
Estos artículos confirman
lo que nos han dicho expertos en como Peter Gray o Ellen Sandseter sobre el incremento de los problemas psicológicos en
una parte de la sociedad que en su infancia fue excesivamente protegida y que
no están preparados, o al menos ellos no se sienten preparados, para
enfrentarse a la realidad. Los juegos arriesgados son claves para que el hoy
niño y mañana adolescente, tenga un equilibrio mental y emocional clave para un
correcto desarrollo vital sin dependencia de otros elementos que le puedan
manipular o instrumentalizar obligándole, sin quererlo o sin entenderlo a
realizar acciones peligrosas tanto para él como para quienes le rodean.
CONCLUSION
FINAL: LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, ESPECIALMENTE LA TELEVISIÓN, INFLUENCIA
NEGATIVAMENTE A LOS PADRES SOBRE LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS.
Como conclusión final, los
medios de comunicación tienen mucho que ver con el hecho de que muchos padres
sientan miedo por sus hijos ante la situación que les rodea. La mayoría de los
medios de comunicación, especialmente la televisión, ponen mucho énfasis en
situaciones de riesgo, incluidos juegos, que han terminado de forma dramática y
que corresponden a un porcentaje infinitamente mínimo respecto a las acciones
cotidianas de una persona o incluso de una sociedad. El problema es que esos
medios de comunicación focalizan la atención de millones de personas que los
ven o leen, en unas noticias muy extraordinarias pero que gracias a esa
focalización impactan tremendamente en la conciencia de los adultos,
especialmente en la de los padres con hijos.
Pongo el ejemplo en el
niño que hace unos dos años cayó en un pozo en la provincia de Almería. Ese
niño estaba jugando al aire libre, alrededor de la casa que estaban
construyendo sus padres y, por tanto, existía un componente de riesgo. El pobre
niño tuvo la mala suerte de caer dentro de un pozo mientras satisfacía su
instinto innato de curiosidad. Durante al menos dos semanas, todas las
televisiones, radios y medios de comunicación, convirtieron en protagonista un
hecho tremendamente aislado, generando una sensación de temor a los padres por
el hecho de que los niños pequeños puedan jugar al aire libre, con poco control.
Muchos padres extrajeron la conclusión de que si el niño hubiese estado cerca
de los padres o incluso dentro de casa, eso no habría pasado. Aunque lo vimos
durante días en la televisión, ese fue un hecho tremendamente aislado. No es
normal que los niños caigan a un pozo o mueran durante un juego.
Muy pocas veces los
medios de comunicación nos enseñan situaciones de riesgo en niños, en las
cuales disfrutan, se lo pasan bien y en donde los padres pueden ver como
positivo el hecho de que los niños jueguen al aire libre. Desgraciadamente vivimos en
una sociedad en la que lo negativo cala mucho más que lo positivo y en la que
los medios de comunicación a través de un bombardeo constante acaban
haciéndonos creer que la realidad es lo que ellos nos presentan y no lo que verdaderamente
pasa.
Ver menos la televisión masiva, es una de las mejoras cosas que una
persona puede hacer.
Tras leer la reflexión de mi compañero, resulta inevitable llevarse las manos a la cabeza y cuestionarse la dirección que llevamos como sociedad. Personalmente, no creo que el problema radique únicamente en la carencia de juego arriesgado durante la infancia, sino que los niños de hoy en día tienen una época de infancia apenas inexistente. Tienen prisa por crecer, por ser mayores y hacer cosas de mayores. Con la edad que yo me pasaba las tardes jugando con mis Barbie's, los niños de hoy en día ya son todos unos expertos manejando el móvil o la tablet. ¿Y que hay de malo? me contestaría seguramente más de uno. Los seres humanos aprendemos básicamente por imitación, aquello que ven en las redes y medios de comunicación tienden a reproducirlo. Muchas veces ni siquiera se cuestionan si realmente lo hacen porque quieren o porque lo hacen los demás, y mucho menos los riesgos o consecuencias derivadas.
ResponderEliminarEs realmente preocupante lo que se comenta. Desde hace ya bastante tiempo podemos observar a bebés en sus carritos utilizando todo tipo de dispositivos, hasta un punto que se ha convertido en algo más que habitual. Y me preocupa. Me preocupa mucho que las personas que en un futuro tangan que ser adultas estén siendo educadas en un ambiente controlado e irreal, dejando atrás todos los juegos y todas las experiencias que debemos vivenciar cuando somos pequeños. Y es que en gran medida podemos culpar a los medios de comunicación, que este contexto tanto daño pueden hacer. Podemos ver como se da demasiada importancia a sucesos extraños que se dan siempre en las colas de la distribución normal -como por ejemplo accidentes en juegos arriesgados- y que no se pone nunca el énfasis en los beneficios respaldados bajo la evidencia científica.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con vuestros comentarios. El mensaje que recibimos por parte de los medios de comunicación, de las redes sociales o incluso de personas de nuestro entorno es el de sensaciones positivas que se consiguen rápido, con poco esfuerzo y que nos hacen felices. No vemos cómo se reacciona ante frustraciones o problemas.
ResponderEliminarNuestra vida diaria está llena de ellos y los medios y redes sociales nos enseñan, como bien dice Vicent Mezquita, un ambiente controlado e irreal en el que los problemas apenas existen. El individuo, para ser feliz debe ser el centro y, por tanto, si tu hijo o hija te reclaman atención, no permite que te realices. El camino más corto para solucionar ese problema es dejarle el móvil y que no moleste. Y eso lo vemos no solo en restaurantes a los que a los niños se les pone una tablet en vez de que los padres se preocupen de cómo deben comportarse en la mesa sino incluso en bebés que, para que no lloren, los padres les dan un móvil que apenas pueden sostener con sus manos, en vez de cogerlos e intentar comprender y calmar su llanto.
¿Cuál es el problema? Pues que para atender y educar bien a un niño, tenemos que quedarnos temporalmente a un lado y tener paciencia. Es decir, dejar de ser el centro y, además no buscar la satisfacción instantánea.
Estos comportamientos de los padres, sin duda, van a generar una sociedad dividida entre aquellos a los que sus padres dedicaron tiempo y esfuerzo y los educaron, y entre aquellos que fueron educados por dispositivos móviles y redes sociales. Los resultados aún los desconocemos pero, personalmente, el futuro de los que son educados por máquinas en vez de por personas, creo que no va a ser el mejor.